
MENSAJE DE LA INMACULADA
VIRGEN
Y SAN FRANCISCO DE ASÍS.
04 de octubre de
2022
Mi amado hijo: Quien
escribe fue nuevamente atacada, por satanás para evitar que escribiera y diera
a conocer este mensaje… con miedo y dolor, ha sido dócil a la Inspiración Divina.
Conoce y vive este mensaje.
En la primavera de 1206, tuve mi primera
visión. En el pequeño templo de San Damián, abandonado y destruido, escuché
ante una imagen de Jesucristo, una voz que me hablaba en el silencio de mi muda
y amorosa contemplación: “Francisco ¿no vez que mi Casa se está derrumbando? Ve
entonces y restáurala”.
Tomé al pie de la letra esta inspiración y
me dediqué a la reconstrucción de pequeñas capillas en ruinas que se
encontraban en las cercanías de Asís. Más tarde entendí que por “casa” Dios no
se refería solamente a los templos materiales, sino a las personas, es decir, a
los cristianos del mundo.
Tú también tienes la Gracia de ayudar a
restaurar la Casa de Dios, que ahora se derrumba de nuevo.
Por eso te comparto algunas reflexiones
iluminadas por el Espíritu Santo, en mi vida terrenal, para que te ayuden en
este camino en el que el Señor te ha puesto:
¡Comencemos a servir! Lo que hemos hecho
hasta ahora es poco y nada.
La verdadera
enseñanza que transmitimos es lo que vivimos, y somos buenos predicadores cuando
ponemos en práctica lo que decimos.
Si tú, siervo de Dios, estás preocupado
por algo, inmediatamente debes recurrir a la oración y permanecer ante el
Señor, hasta que te devuelva la alegría de su Salvación.
La pobreza nos permite darnos cuenta de lo
engañosas que son muchas “seguridades materiales” o de lo efímeros que son
ciertos momentos de consuelo que no tocan el fondo del alma.
La pobreza de
espíritu nos permite, en fin, disfrutar verdaderamente de la realidad, porque
nos conecta con lo sencillo, con las personas, con Dios… independientemente de
las circunstancias externas.
Aunque a veces se piense que la
prosperidad y el confort son la clave de la felicidad, la experiencia humana y
cristiana es diversa; nos damos cuenta de que la verdadera alegría de una
persona, se mide más bien por la profundidad y la autenticidad de sus
relaciones. Esta es la riqueza del pobre de corazón.
El pobre de corazón disfruta de las cosas,
sin ser poseído por ellas; sabe detectar en su interior esa tendencia que
tenemos a construir nuestra vida, incluso de manera no tan consciente, como si
la felicidad dependiera fundamentalmente de lo que tenemos.
Para ayudar a superar la crisis, hemos de
aprender a escuchar la voz del Espíritu en nuestro interior, entrar en las
ruinas y mirar a Cristo, ser capaces de despojarnos de nuestras seguridades e
ingresar en la lógica de la donación gratuita.
¡Pidan al Señor que los haga instrumentos
de Su Paz y Amor!
Intercedo por ti,
por todos ustedes ante la Santísima Trinidad y Nuestra Madre la Inmaculada
Virgen María.
Esta Madre hará posible su reencuentro con
mi Hijo Jesús, para esto es necesario hacerse pequeñito, tener fe y ceder a Mi
Corazón.
Reciban la maternal bendición de su Eterna Madre, la Siempre Virgen María