miércoles, 23 de agosto de 2023

Mensaje del Arcángel Gabriel de MARIA REINA

 


Solemnidad de María Santísima como Madre Reina,

22/08/23

Solemnidad de María Santísima como Madre Reina del mundo entero; Soy el Arcángel Gabriel, quien por Gracia Divina les habla el día de hoy.

Hijos de Dios, hoy el Cielo se encuentra de manteles largos ya que se festeja a la Reina del Trono del Dios Vivo. El Cielo no sólo se encuentra de Fiesta por la Celebración de María como Reina del Cielo y de la Tierra, también se encuentra de Fiesta como cuando se me permitió hace más de 2000 años, bajar a la Tierra a dar el anuncio a Esa Mujer de Dios, la Gracia que el Todopoderoso quería derramar sobre Ella, ya que fue creada para este propósito Divino; Ella, cuando se le da la Buena Nueva, no duda ni un instante en dar su Fíat al Señor, poniéndose a la Orden del Todopoderoso.

Hoy el Cielo me ha permitido traerles estas palabras que deben de alegrarlos también; vengo a cada uno de ustedes a decirles que, han sido escogidos desde la Creación para vivir estos momentos cruciales, no se pregunten por qué, les digo que no es por méritos propios, todo es por la Gran Misericordia del Creador e Intercesión de la Madre María para con la humanidad y de Ella toma a quien Él quiere, cuando una persona es llamada y acepta la petición de Dios.

Él le da las Gracias y Virtudes necesarias para llevar a cabo el trabajo de acuerdo a Su Plan de salvación, por eso, ustedes no se preocupen de qué o cómo van a ser las cosas, dejen que todo fluya conforme Dios lo va requiriendo, solo, mantengan su Fíat.

Cada uno ha dicho sí, desde el momento que están en este grupo selecto, recuerden que Dios Creador, sentenció a Satanás transformado en serpiente, cuando le dice en Gen. 3, 15: “Sembraré enemistad entre ti y la Mujer, entre Su linaje y el tuyo, Ella aplastará tu cabeza con Su Calcañar y tú solo herirás Su talón.

Ustedes son parte de ese Calcañar, María es el ejemplo de que todo es posible cuando se tiene fe y confianza en Dios, por eso fueron derramadas todas las Gracias y Virtudes en Ella, así ustedes, deben con humildad buscar hacer la Voluntad del Creador, atender al llamado que día con día se les hace.

Siéntanse privilegiados de haber sido llamados, cuántos quisieran haber vivido estos tiempos y además pertenecer a este grupo tan selecto y afortunado, como siempre, tal vez dirán que las cosas de Dios no son fáciles, pero si ustedes dejan todo en las Manos de María, Su Hijo Jesús y en el Padre Creador, todo se dará sin contratiempo; no tengan miedo, recuerden que son respaldados desde el Trono de Dios que está en el Cielo.

La Reina del Cielo y de la Tierra, se le conoce por muchas Advocaciones, y en cada una de ellas ha derramado diferentes Gracias que Dios le permite por Su Amor interminable que le tiene a la humanidad como nuestra Madre que es. Este Nombramiento se le da, desde el momento en que acepta ser la Madre del mismo Dios Hecho Carne, de esta manera se convierte en la Madre de los hijos de Dios. María desde entonces, se gana el Nombre de Madre de la humanidad, Madre de Jesús y también se convierte en la Reina ¿porque cuando se ha mirado un Reino que no tenga una Reina?

Dios tiene su Trono, su Reino, por tanto, al momento de que María acepta se convierte en la Esposa del Espíritu Santo, Tercera Persona Divina. Con este acto pasa a ser la Reina y Madre de la Creación de Dios y de todo cuanto existe por Gracia Divina; con la humildad de María Reina, se han derribado barreras, se han abierto puertas, se han detenido castigos a la humanidad; se han encerrado demonios y a su tiempo, también se proclamará el Triunfo de nuestro Señor Jesús en la Tierra.

La Era de María como Reina, está fluyendo en aquéllos que abren su corazón y voluntad, que La aceptan como su Madre y que se consagran a Su Inmaculado Corazón lleno de amor por todos y cada uno de los hijos de Dios, porque como les decía, Ella es la Madre de cada uno de los hijos de Dios, Ella no quiere que nadie se pierda y como buena Madre intercede, se humilla ante Dios para detener Su Furia y Su Castigo en contra de la humanidad por tanto pecado; a la Reina le puede, le duele ver a Su Hijo Jesús sangrando por Sus heridas a consecuencia de esos pecados de los seres humanos.

Pero es tanto Su Amor por Sus hijos, que una y otra vez consuela, cura las heridas y clama sea detenido el castigo para que más almas puedan salvarse.

Ustedes juegan un papel muy importante, pues han sido llamados, han sido elegidos para que con sus oraciones, ayuden a María Reina a detener la Ira de Dios e interceder por  la conversión de todos sus hermanos, recuerden que a ustedes no les toca juzgar, les toca interceder y predicar a todas las almas, de esta manera, podrán ayudar a detener el castigo y que más almas se puedan salvar por Gracia Divina, imaginen ustedes que cuando lleguen al Cielo les diga la Madre, gracias a sus oraciones y a sus prédicas, estas almas fueron salvas cuando se encontraban perdidas.

Qué gran alegría para sus almas, les aseguro que la recompensa será grande para cada uno de ustedes, recuerden siempre agradar a Dios y a María Santísima porque de esta manera, aseguran su salvación, alégrense pues como nos alegramos nosotros en el

Cielo, por tener una Reina llena de Amor el cual transmite a cada uno de Sus hijos; recuerden que han sido llamados por Gracia Divina, que nadie se sienta menos que el otro, todos son y valen lo mismo, Dios da a cada uno los Dones y Gracias de acuerdo a su misión; también recuerden que Dios se puede manifestar por medio de cualquiera de ustedes, no tengan miedo por decir y yo que digo, que escribo, es Dios quien les dictará lo que Él quiere que transmitan.

Sigan esforzándose cada día por ser mejores, busquen agradar a Su Madre y a Su Creador, Soy el Arcángel Gabriel que les transmite este Mensaje por Gracia de Dios e intercesión de la Reina y Madre que los Ama.

Reciban la bendición de la Santísima Trinidad y de la Reina del Cielo que con beneplácito ve su entrega.

AMEN. AMEN, AMEN

 


 

martes, 22 de agosto de 2023

MARIA REINA

                                        


"La Virgen Inmaculada Virgen María fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial fue ensalzada por el Señor como Reina universal, con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte". 

(Conconcilio Vaticano II, Constitución dogmática. Lumen gentium, n.59).

·         María es Reina de los ángeles y de todos los hombres

·         Fundamento Teológico de la Realeza de María

·         Naturaleza del Reino de María

·         La Salve

·         Oración a María Reina

Fuente.- https://www.aciprensa.com/recurso/2375/fiesta-de-maria-reina

En 1954 el Papa Pío XII, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma. En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza de Maria, la Encíclica Ad coeli Reginam (Oct 11, 1954).

El pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina por ser madre del Rey de reyes y Señor de Señores. Su poder y sus atributos los recibe del Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo. Es El quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de los ángeles.

Juan Pablo II, el 23 de julio del 1997, habló sobre la Virgen como Reina del universo. Recordó que "a partir del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Efeso proclama a la Virgen 'Madre de Dios', se comienza a atribuir a María el título de Reina. El pueblo cristiano, con este ulterior reconocimiento de su dignidad excelsa, quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su importancia en la vida de cada persona y del mundo entero".

El Santo Padre explicó que "el título de Reina no sustituye al de Madre: su realeza sigue siendo un corolario de su peculiar misión materna, y expresa simplemente el poder que le ha sido conferido para llevar a cabo esta misión. (...) Los cristianos miran con confianza a María Reina, y esto aumenta su abandono filial en Aquella que es madre en el orden de la gracia".

"La Asunción favorece la plena comunión de María no sólo con Cristo, sino con cada uno de nosotros. Ella está junto a nosotros porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestro cotidiano itinerario terreno. (...). Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida".

La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser colaborar en la obra de la redención del género humano.

a) Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey universal por derecho propio.

En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebi­rá: "Hijo del Altísimo será llamado Emmanuel, "Dios con nosotros" y a Él le dará el Señor Dios el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eter­namente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le llama "Madre del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de to­das las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).

b) Por ser colaboradora en la obra de la redención del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísi­ma en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afir­marse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.

"La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por ra­zón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino tam­bién nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino tam­bién, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli Reginam).

               

La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser colaborar en la obra de la redención del género humano.

a) Por su divina Maternidad: Es el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey universal por derecho propio.

En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que la Virgen concebi­rá: "Hijo del Altísimo será llamado Y a El le dará el Señor Dios el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará eter­namente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le llama "Madre del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente fue Señora de to­das las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en la Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).

b) Por ser colaboradora en la obra de la redención del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísi­ma en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afir­marse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.

"La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por ra­zón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino tam­bién nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino tam­bién, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli Reginam).

Cada 22 de agosto la Iglesia Católica celebra la memoria de “Santa María, Reina de los cielos y la tierra”. 

En algunos lugares, a esta efemérides se le concede aún el rango de fiesta, tal y como fue establecido para el vetus ordo (ordenamiento previo al Concilio Vaticano II) por el Papa Pío XII. Después de la reforma conciliar, el día establecido para la celebración universal pasó del 31 de mayo al 22 de agosto, con rango de memoria obligatoria. 

Naturaleza del Reino de María

El reino de Santa María, a semejanza y en perfecta coincidencia con el reino de Jesucristo, no es un reino temporal y terreno, sino más bien un reino eterno y universal: -"Reino de verdad y de vida, de santidad, de gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de Cristo Rey).

FIESATa) Es un reino eterno porque existirá siempre y no tendrá fin (cfr. Lc. 1,33) y, es universal porque se extiende al Cielo, a la tierra y a los abismos (cfr. Fil. 2,10-11).

b) Es un reino de verdad y de vida. Para esto vino Jesús al mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr. Jn. 18,37) y para dar la vida sobrenatural a los hombres.

c) Es un reino de santidad y justicia porque María, la llena de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que seamos santos (cfr. Jn. 1,12-14); y de justicia porque premia las buenas obras de todos (cfr. Rom. 2,5-6).

d) Es un reino de amor porque de su eximia caridad nos ama con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su Hijo (cfr. 1 Cor. 13,8).

e) Es un reino de paz, nunca de odios y rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las gracias de Dios (cfr. Is. 9,6).

Santa María como Reina y Madre del Rey es coronada en sus imágenes -según costumbre de la Iglesia- para simbo­lizar por este modo el dominio y poder que tiene sobre todos los súbditos de su reino.

La oración Colecta de la Memoria de Santa María Reina dice: "Oh Dios, que nos han dado como Madre y como Reina, a la Madre de tu Unigénito; concédenos, por su intercesión, el po­der llegar a participar en el Reino celestial de la gloria reserva­da a tus hijos".

SALVE REGINA

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, 
vida, dulzura y esperanza nuestra. 

Dios te salve. 

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, 
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. 

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, 
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, 
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. 

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, 
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén
              

Oración a María Reina

Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos. Reina dignísima del mundo, María Virgen perpetua, intercede por nuestra paz y salud, tú que engendraste a Cristo Señor, Salvador de todos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 


sábado, 19 de agosto de 2023

Mensaje de Santa Clara de Asís, 11 de agosto 2023

 

Mensaje de Santa Clara,

11 de agosto 2023

https://lossantoshablan.blogspot.com

Habla la Inmaculada Virgen María:

Escribe mujer de Dios y no sigas tu lógica. “O”. Traduce estas palabras que mi pequeña "E" escribió con gran dolor. Satanás la hirió para impedirle escribir, pero Francisco de Asís la protegió, ayúdala, acompáñala y te volveré a pedir que no la dejes sola.

Hijos Míos, hoy la Iglesia Católica recuerda a Clara de Asís, mujer entregada por completo a la vida espiritual. Discípula de Francisco de Asís, que decidió consagrar su vida completa a la pobreza y al servicio de Dios. Agradezcan al Padre Eterno, Quien, por su Gran Misericordia, sigue entregándoles estas “perlas celestiales”.

El Señor les bendiga y les guarde. Les muestre Su Rostro y tenga piedad de todos vosotros.

Habla Santa Clara de Asís:

Mis hermanos e hijos: Yo Clara, sierva de Cristo y plantita de nuestro bendito Padre San Francisco, hermana y madre de todos vosotros, aunque indigna, me dirijo a cada uno de vosotros para daros este Mensaje por Gracia Divina.

Cuando tenía 16 años quería conocer al entonces famoso Francisco, fui muchas veces a hablar con él a escondidas, para no ser vista por mis familiares y para evitar chismes.

De esos dos años de encuentros nació entre nosotros una santa amistad. Escuché a Francisco predicar en la Catedral de San Rufino, y mi corazón ardía, me sentí atraída por la propuesta de vivir libre para Dios, cuando mi corazón comprendió la amargura, el odio, los enemigos y la codicia que empujaba a los hombres a la guerra. Sabía que esta forma de vida era como la espada aguda que atravesó el Corazón de Jesús. NO quería tener nada que ver con eso, no quería otro Señor que El que ha dado la vida por todos, el que se da poco en la Eucaristía para alimentarnos cada día, El que es la Luz en la oscuridad y que todo lo cambia y todo lo puede, El que es puro Amor, renace en mí un Amor ardiente y el deseo de entregarme a Dios de manera total y radical.

Supe tomar esa decisión de seguir a Cristo y sobre todo de entregar mi vida al Señor. Fue un desafío muy grande, siendo la primera mujer en seguir a Francisco, mi relación con él podría ser mal entendida. Me escapé de la casa el 18 de marzo de 1212, Domingo de Ramos, comenzando así la gran aventura de mi vocación. Superé obstáculos y miedos para aclarar una respuesta concreta al Llamado que el Señor había puesto en mi corazón. Llegué a la humilde capilla de la Porciúncula donde me esperaban Francisco y los demás Frailes Menores y me entregué al Señor de la mano de Francisco. Allí hice mi total Consagración a Dios, renunciando a todas las vanidades del mundo. Francisco me cortó el pelo. Era el símbolo de mi entrada en el nuevo camino religioso.

Ahora éramos dos en el mismo camino y nunca más nos separamos. Desde ese momento Francisco y yo hemos sido inseparables. Francisco prometió ayudarme, estar cerca de mí y se convirtió en mi guía espiritual. ¡Oh bendita pobreza, que otorgas riquezas eternas a los que la aman y la abrazan! ¡Oh santa pobreza, a quien Dios promete el reino de los cielos a quien la posee y la desea, y sin duda, a ellos también se les ofrece la Gloria Eterna y la vida Bienaventurada! ¡Oh piadosa pobreza, a quien el Señor Jesucristo se ha dignado abrazar con preferencia sobre todas las cosas, El que después de todo lo dijo, las cosas fueron hechas! Hoy os digo a cada uno de vosotros: si sufrís con Cristo, reinaréis con El; si lloráis con El, os regocijaréis con El; si morís con El en la Cruz de la Tribulación, estableceréis moradas eternas en el esplendor de los Santos y tu nombre inscrito en el libro de la vida, será glorioso entre los hombres!

Pon tu alma frente a ese espejo todos los días (Cristo) y escruta continuamente tu rostro en El, para adornarte con todas las virtudes. He hecho grandes sacrificios durante los cuarenta y dos años de vida consagrada. Cuando me preguntaron si me estaba excediendo, les respondí: “Estos excesos son necesarios para la recuperación, sin el derramamiento de la Sangre de Jesús no habría Salvación”. Y agregó: Hay algunos que no rezan, hay muchos que viven sólo por la idolatría de los sentidos. Alguien debe rezar y sacrificarse por los que no rezan. Si no se estableciera este equilibrio espiritual, la Tierra estaría destruida por el maligno”.

Ahora te comparto estas frases para que reflexiones y medites en tu corazón:

·       Si miras a Dios, lo que tanto te preocupa te parecerá insignificante. Tengamos cuidado, si entramos en el camio del Señor, de ninguna manera saldremos jamás de él por nuestra culpa e ignorancia.

·  Jesús es el Puente entre El que todo lo puede y las criaturas que todo lo necesitan.

·       Por el amor de Cristo no hay dolor que te haga sufrir.

·       Nunca pierdas de vista el punto de partida.

·       Crecer siempre en el amor de Dios y en la caridad recíproca.

·       Que gran y loable cambio: dejar las cosas temporales por las eternas, merecer los bienes celestiales en lugar de los terrenales, y tener una vida feliz para siempre.

Yo, Clara, Sierva de Cristo, plantita de nuestro santísimo padre San Francisco, vuestra hermana y madre, aunque indigna, ruego a nuestro Señor Jesucristo, por Su Misericordia y por intercesión de Su Santísima Madre María, del Santísimo San Miguel Arcángel y de todos los Santos Ángeles de Dios, de nuestro santísimo padre Francisco y de todos los Santos y Santas, el mismo Padre Celestial dé y confirme esta Santísima bendición en el Cielo y en la Tierra; en la Tierra, multiplicándolos en Su Gracia y virtudes entre Sus Siervos y Siervas en Su Iglesia Militante; y en el Cielo, exaltándolos y glorificándolos en la Iglesia Triunfante entre Sus Santos y Santas. Que el Señor esté siempre con vosotros y que vosotros estéis siempre con El.

Soy tu hermana y Clara, madre de Asís.

Habla la Inmaculada Virgen María:

Hijos Míos, Clara ante Francisco llegó a mostrarse débil, no por victimizarse, sino porque su alma necesitaba consuelo y aliento. Sin embargo, cuando era necesario y ante sus hermanas clarisas del Convento, era la madre revestida de fortaleza que ellas requerían, para defenderlas y protegerlas. Francisco y Clara permanecieron juntos, supieron articular su mutuo amor con el amor a Cristo y a los pobres de tal forma, que era un solo gran amor. Jamás salió uno del corazón del otro. Ellos son ejemplo del “santo amor y sana amistad” entre un hombre y una mujer. Clara y Francisco estaban unidos por una amistad tan tierna y profunda, que se convirtió en una parte integral de su camino de fe y su Misión en esta Tierra. Este vínculo tan especial hacia sonreír a Dios.

Francisco y Clara son vidas unidas por Dios, unidas en un mismo ideal. No es posible comprender ni separar las vidas de Francisco y Clara, porque mutuamente se iluminan y se llenan de sentido. Juntos miraban en la misma dirección: acercarse e imitar a Cristo. Si mirar en la misma dirección significa amarse, entonces Francisco y Clara son amantes, de una manera única y especial. Seguid este ejemplo de amor fraterno y santo con todos vuestros semejantes. Oren por todos, oren unos por otros, por los altares, anímense que Dios respeta el libre albedrío de todos, cada uno es también instrumento de Su Perfecto y Divino Designio.

Reciban Mi Amorosa Bendición, como su Eterna Madre, la Inmaculada siempre Virgen María.



jueves, 17 de agosto de 2023

Mensaje de Josemaría Escrivá de Balaguer, 28 de Junio 2023

 


 
Mensaje de Josemaría Escrivá de Balaguer,

 28 de junio 2023

https://lossantoshablan.blogspot.com

       

Hija de Dios, escribe las frases que lleguen a tu mente, con paz en tu corazón, recuerda que la obediencia y docilidad son agradables al Señor.

Este día la Iglesia Católica recuerda a un hombre conocido como “el santo de lo ordinario”, puesto que dedicó su vida en la Tierra para propagar la santidad y ayudar a muchas personas. Se trata de Josemaría Escrivá de Balaguer, un Siervo Sacerdote español que logró escuchar y hacer la Divina Voluntad sirviendo al Señor en sus hermanos. Escuchen sus palabras y agradezcan este hermoso regalo.

Habla Josemaría Escrivá de Balaguer:

Hermanos míos, soy Josemaría quien por Gracia y Misericordía del Padre Eterno, comparte estas breves reflexiones con todos ustedes. Desde pequeño, sentí el llamado de Dios a servirle consagrando mi vida a Él mediante el Sacerdocio. El Espíritu Santo me inspiró a creer que Dios no te arranca de tu ambiente, no te remueve del Mundo, ni de tu estado, ni de tus ambiciones humanas nobles, ni de tu trabajo profesional… pero ahí. “¡te quiere santo!”. Así comprendí de qué se trata la vida del cristiano, hoy: hay que hacer de lo ordinadio algo extraordiunario y santificar el Mundo actual.

Allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vustras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo. Vosotros y yo formamos parte de la familia de Cristo, porque como dicen las Escrituras en Efesios 1,4-5, El mismo nos escogió antes de la creación del Mundo, para que seamos santos y sin mancha en Su Presencia por la caridad, habiéndonos predestinado como hijos adoptivos por Jesucristo, a Gloria suya, por puro efecto de Su Buena Voluntad”, es esta época de desmoronamiento general, de decepciones y desánimos, de libertinaje y anarquía, me parece todavía más actual aquélla sencilla y profunda convicción que me ha consumido en deseos de comunicar a la humanidad entera: estas crisis mundiales son de santos.

De allí la improtancia de la vida interior, la cual es una exigencia de la llamada que el Maestro ha puesto en el alma de todos. Hemos de ser santos - os lo diré con una frase castisa de mi tierra- sin que nos falte un pelo: cristianos de veras, auténticos canonizables; y si no, habremos fracasado como Discípulos del único Maestro. Mirad además que Dios, al fijarse en nosotros, al concedernos Su Gracia para que luchemos por alcanzar la santidad en medio del mundo, nos impone también la obligación del Apostolado, comprended que, hasta humanamente, como comenta un Padre de la Iglesia, la preocupación por las almas, brota como una consecuencia lógica de esa elección: cuando descubris que algo os ha sido de provecho, procuráis tener a los demás. Teneis pues, que desear que otros os acompañen por los caminos del Señor.

Aplicad a lo espiritual esta costumbre terrena, y cuando vayais a Dios no lo hagáis solos (San Gregorio Magno, Homiliae in Evangelia, 6,6.) Si no queremos malgastar el tiempo inútilmente – tampoco con las falsas excusas de las dificultades exteriores del ambiente, que nunca han faltado desde los inicios del cristianismo-, hemos de tener muy presente que Jesucristo ha vinculado, de manera ordinaria, la vida interior, la eficacia de nuestra acción para arrastrar a los que nos rodean. Cristo ha puesto como condición, para El, influjos de la actividad apostólica, la santidad; me corrijo, el esfuerzo de nuestra fidelidad, porque santos en la Tierra no lo seremos nunca.

Parece increíble, pero Dios y los hombres necesitan, de nuestra parte, un fidelidad sin paliativos, sin eufemismos, que llegue hasta sus últimas consecuencias, sin medianías ni componendas, en plenitud de vocación cristiana asumida y practicada con esmero. Quizá alguno de vosotros, piense que me estoy refiriendo exclusivamente a un sector de personas selectas. No os engañeis tan fácilmente, movidos por la cobardía o la comodidad. Sentid, en cambio, la urgencia Divina de ser cada uno otro Cristo, ipse Christus, el mismo Cristo; en pocas palabras, la urgencia de que nuestra conducta discurra coherente con las normas de la fe, pues no es la nuestra – una santidad de segunda categoría, que no existe.

 Y el principal requisito que se nos pide – bien conforme a nuestra naturaleza -, consiste en amar: la caridad es el vínculo de la perfección (Col 3,14); caridad, que debemos practicar de acuerdo con los Mandatos explícitos que el mismo Señor establece: amarás al Señor Dios tuyo con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt 2,37.), sin reservarnos nada. En esto consiste la santidad. Ciertamente se trata de un objetivo elevado, árduo. Pero no me perdáis de vista que el santo no nace: se forja en el contínuo juego de la Gracia Divina y de la correspondencia humana.

Todo lo que se desarrolla – advierte uno de los escritores cristianos de los primeros siglos, refiriendose a la unión con Dios-, comienza por ser pequeño. Es al alimentarse gradualmente como, con constantes progresos, llega a hacerse grande (S Marcos Ermita, De lege Spirituali, 172). Por eso digo que, si deseas portarte como un cristiano consecuente- sé que estás dispuesto, aunque tantas veces te cueste vencer o tirar hacia arriba con este pobre cuerpo-, has de poner un cuidado extremo en los detalles más mínimos, porque la santidad que Nuestro Señor te exige, se alcanza cumpliendo con amor de Dios el trabajo, las obligaciones de cada día, que casi siempre se componen de realidades menudas.

Convenceos de que ordinariamente no encotraréis lugar para hazañas deslumbrantes, entre otras razones, porque no suelen presentarse. En cambio, no os faltan ocaciones de demostrar a través de lo pequeño, de lo normal, el amor que tenéis a Jesucristo. También en lo diminuto, comenta San Jerónimo, se muestra la grandeza del alma. Un discípulo de Cristo jamás tratará mal a persona alguna, al error le llama error, pero al que está equivocado le debe corregir con afecto: si no, no le podrá ayudar, no le podrá santificar. Hay que convivir, hay que comprender, hay que disculpar, hay que ser fraternos.

Y como aconsejaba San Juan de la Cruz, en todo momento hay que poner amor, donde no hay amor, para sacar amor por lo tanto. Tú y yo aprovecharemos hastá las más vanales oportunidades que se presenten a nuestro al rededor para santificarlas, para santificarnos y para santificar a los que con nosotros comparten los mismos afanes cotidianos, sinitendo en nuestras vidas el peso dulce y sugestivo de la corredención. Citaré una nota que mantiene toda su actualidad, unas consideraciones de Teresa de Ávila: todo es nada, y menos que nada, lo que se acaba y no contenta a Dios ¿Compredéis por qué un alma deja de saborear la paz y la serenidad cuando se aleja de su fin, cuando se olvida de que Dios la ha creado para la santidad?.

Esforzaos para no perder nunca este punto de mira sobrenatural, tampoco a la hora de la distracción o del descanso, tan necesarios en la vida de cada uno como el trabajo para el cristiano, el combate espiritual delante de Dios y de todos los hermanos en la fe, es una necesidad, una consecuencia de su condición. Por eso, si alguno no lucha, está haciendo traición a Jesucristo y a todo su cuerpo místico, que es la Iglesia.

La guerra del cristiano es incesante, porque en la vida interior se da un perpetuo comenzar y recomenzar, que impide que, con  soberbia, nos imaginemos ya perfectos. Es inevitable que haya muchas dificultades en nuestro camino; si no encontrásemos obstáculos, no seríamos creaturas de carne y hueso.

Siempre tendremos pasiones que nos tiren para abajo, y siempre tendremos que defendernos contra esos delirios más o menos vehementes. La vida interior no es cosa de sentimientos, sino de Gracia Divina y de voluntad, de amor. Todos los discípulos fueron capaces de seguir a Cristo en su día de triunfo en Jerusalén, pero casi todos le abandonaron a la hora del oprobio en la Cruz.

 Para amar de verdad es preciso ser fuerte, leal, con el corazón firmemente anclado en la fe, en la esperanza y en la caridad, soporta las dificultades como buen soldado de Cristo Jesús, nos dice San Pablo, la vida del cristiano es milicia, guerra, una hermosisima guerra de paz, que en nada coincide con las empresas bélicas humanas, porque se inspiran en la división y muchas veces en los odios, y la guerra de los hijos de Dios contra el propio egoísmo, se basa en la unidad y en el amor.

           “Cada vez estoy más persuadido: la felicidad del Cielo, es para los que saben ser felices en la Tierra.”

Ø Todo lo que ahora te preocupa, cabe dentro de una sonrisa.

Ø Las almas grandes tienen muy encuenta las cosas pequeñas.

Ø La resistencia de una cadena, se mide por su eslabón más débil.

Ø Para acabar las cosas hay que empezar a hacerlas.

Ø La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre.

 

¡Sé valiente, no te nieges a cortar todo lo que aunque sea levemente, cause dolor a Quien tanto ama. Que tu vida no sea una vida estéril. Sé útil. Deja pozo. Ilumina con la luminaria de tu fe y de tu amor.

 

Cuando se está a oscuras, cegada e inquieta el alma, hemos de acudir, como Bartimeo, a la Luz. Repite, grita, insite con más fuerza, Domine, ut videam! - ¡Señor, que vea!... Y se hará el día para tus ojos, podrás gozar con la luminaria que El te concederá. A tu Madre María, a San José, a tu Ángel Custodio… ruégales que hablen al Señor, diciéndole lo que por tu torpeza, tú no sabes expresar.

 

        “Allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo.”

Intercedo por todos ustedes para que busquen la santidad en su vida cotidiana y puedan encontrar a Dios en todo, incluso en las cosas pequeñas.

Su hermano en Cristo, Josemaría.

 

Habla la Inmaculada Virgen María:

 

Hijos Míos, Josemaría fue un hombre fuerte, comprensivo y optimista, que supo mantener la paz y el amor de Dios en su corazón, compartiéndolo con los demás y predicando que se puede ser santo en el lugar donde el Señor ha puesto a cada uno. Repitió durante años estas jaculatorias:

 

v ¡Señor, que vea!

v ¡Señor, que sea!

v ¡Señora, que sea!

 

Sigan su ejemplo y busquen la santidad. Reciban Mi Protección y amorosa bendición como la Inmaculada Virgen.

 

AMEN, AMEN, AMEN.

 

 


Mensaje de la Virgen del Perpetuo Socorro: Consagración y Jaculatoria

 


Mensaje de la Virgen del Perpetuo Socorro 27 de junio 2023

https://lossantoshablan.blogspot.com

 

Habla la Virgen del Perpetuo Socorro:

Hijos de Mi Corazón, Soy Su Madre, la Siempre Virgen María del Perpetuo Socorro quien hoy les da este breve Mensaje, para recordarles que como Madre cuido al Niño Jesús y con Él a todos ustedes.

Yo sostengo en Mis Brazos de manera amorosa a Mi pequeño Jesús y a toda la humanidad. “Perpetuo Socorro” significa remedio en todos los males, remedio no de un día, sino perpetuo, desde la cuna hasta el sepulcro; socorro en todo sin cesar. Perpetuo Socorro quiere decir: consuelo en las aflicciones, en la pobreza, en la enfermedad, en los trabajos; fuerza para salir del pecado, sea mortal, sea venial, y para no recaer en él.

Perpetuo Socorro quiere decir: constancia en el servicio del Señor y por tanto perseverancia final.

Perpetuo Socorro significa que, aun cuando ocurran circunstancias o situaciones en que todo pareciese desesperado, todavía quedad un recurso seguro: Mi protección como su Amorosa Madre. Ya ves, ¡oh hombre!, cualquiera que seas y por grandes que sean las angustias de las que te sientas oprimido, que no tienes motivo para desalentarte, hallando en mi Perpetuo Socorro una bondadosa Madre, que te socorre en todas tus miserias: si confías en Mí, te socorreré continuamente. Como su madre del Perpetuo Socorro los ayudo a salir del pecado. A salir de la tibieza de espíritu y los protejo en las tentaciones.

Ayudo a Mis devotos en todas las necesidades y penas de la vida. ¡Pobre alma! No te desalientes. Soy tu Madre veo las muchas y varias calamidades que te aquejan; Yo veo lo que atormenta tu cuerpo y aflige tu alma. Veo tus miserias y con corazón tierno y benigno me compadezco de ellas, extendiendo mi mano a ti en cualquier necesidad; pues éste es el oficio que Dios en el Cielo me encomendó. Hijos míos, yo los sostengo en la práctica de las virtudes. ¡cuántas dificultades no se encuentran en el camino que lleva al monte santo de la perfección! Pero yo los acompaño y protejo con mi amor. ¡Yo les ayudo a tener constancia en su servicio. La perseverancia, Gran problema, cuestión capital de vida, tormento perpetuo de las almas que quieren salvarse. Por eso, acuden a mi Perpetuo Socorro para que yo pueda interceder por ustedes ante la Santísima Trinidad, para que hagan la voluntad de Dios. Recuerden también que yo los amparo en la hora de la muerte. Terribles son las penas de los moribundos. Todo conspira a ser espantosos y terribles aquellos últimos instantes: el recuerdo de los pecados cometidos, el temor de los juicios incomprensibles de un Dios ultrajado, la incertidumbre de la eterna salvación; todo, absolutamente todo. En las angustias y en las tentaciones con que te asaltará el demonio en la muerte para hacerte desesperar, mi Perpetuo Socorro te dará fortaleza, y aun iré Yo Misma a defenderte.

En el Purgatorio, también los favorezco. Como piadosa Madre socorro a mis devotos, no sólo en todas las necesidades de la vida y de la muerte, sino también en el Purgatorio. Como Reina de Misericordia, me ocupo con más eficacia en socorrer a las almas que se encuentran purificándose, doy alivio a todas aquellas almas infelices cautivas, en esta prisión.

REALICEN ESTE ACTO DE CONSAGRACIÓN:

¡Oh María! Ya que para inspirarme confianza habéis querido llamaros “Madre del Perpetuo Socorro”, yo (decir el nombre),

aunque indigno de ser inscrito en el afortunado número de vuestros siervos, deseando, no obstante, participar de los benéficos efectos de vuestra misericordia; postrado ante tu Trono, consagro mi entendimiento, para que piense siempre en el amor que mereces; te consagro mi lengua, para que ensalce tus grandes prerrogativas y propague tu devoción; te consagro mi corazón, para que, después de Dios, te ame sobre todas las cosas.

¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Sé que me amas más de lo que yo puedo pensar; por eso te constituyo Señora y árbitra de mis intereses y de todas mis cosas; dispón, pues, libremente de mí y de cuanto me pertenece conforme más te agrade. Bendíceme, ¡Oh Madre mía!, y con tu poderosa intercesión fortalece mi flaqueza, a fin de que, sirviéndote fielmente en esta vida, pueda alabarte, amarte y darte gracias en la otra eternamente!

Amén.

 JACULATORIA

¡Oh Madre María! Madre del Perpetuo Socorro!, rogad por mí. 

Reciban Mi amorosa bendición bajo la Advocación de la “Virgen del Perpetuo Socorro”.

AMEN, AMEN, AMEN.


 

San Agustín, Doctor de la Iglesia y Patrono de los que buscan a Dios

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