domingo, 26 de marzo de 2023

Mensaje de la Santa Teresa de Ávila. La Grandeza, maravillas y como hacer nuestra Oración.

 

 

Santa Teresa de Ávila 

Mensaje de la Santa Teresa de Ávila

15 de octubre 2022

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A “E”, “O” y a todos Mis hijos amados, guerreros del Calcañar.

          Por Concesión Divina les hablará una mujer que logró alcanzar la santidad, lo concedemos a petición sincera de uno de ustedes.

Teresa de Ávila siempre escribió para alguien, nunca para sí misma, el amor en su forma de amistad le hizo vivir la comunión, la armonía, la unidad esencial de la experiencia de Dios en la oración, la misión y la convivencia como hilo que lo conduce todo hacia el Señor. Tuvo momentos en los que no se decidía aún a entregarse totalmente a Dios, ni a renunciar a los atractivos del mundo, y hasta el tiempo que empleaba en la oración, se le iba en desear que los minutos pasasen pronto, y que la campana anunciase el fin de la meditación en vez de reflexionar en las cosas santas.

Enfermó, estuvo postrada y recobró la salud milagrosamente, esto hizo que muchos acudieran a hablar con ella en el locutorio del monasterio y a contarle sus asuntos, como esto revertía en limosnas para el convento tan necesitado, a todos les parecía bien.

Aquí, introdujo el demonio la mayor tentación de toda su vida, disfrazada de humildad, Teresa se sintió indigna de acercarse a la oración convencida de que solo las personas perfectas, eran dignas de tratar con Dios, y viéndose a sí misma tan imperfecta comenzó a tener miedo de la oración.

En una ocasión al mirar un crucifijo muy sangrante le preguntó: ¿Señor quién te puso así? Y le pareció que una voz le decía: “Tus charlas en la sala de visitas, ésas fueron las que Me pusieron así Teresa, ella se hecho a llorar y quedó terriblemente impresionada”, pero desde ese día ya no volvió a perder tiempo en charlas inútiles, ni en amistades que no la llevaran a la santidad. Diariamente recitaba el “Veni Creator Spiritus”. Hijos Míos, escuchen reflexionen y vivan este Mensaje.

Habla Santa Teresa de Ávila:

Jesús, el Espíritu Santo sea con vuestras mercedes, ha venido a mí su interés en las cosas del espíritu y ya que me he importunado, para que les escriba algo de lo que yo entiendo sobre asuntos de oración, pongo aquí algunas de las cosas que escribí en vida terrenal con la confianza de que quien lo leyere, lo aproveche para amar un poco más a Nuestro Señor, a quien sea la Gloria por los siglos, amén.

Hablando de los que comienzan a ser siervos del Amor, que no me parece otra cosa que el determinarse a seguir al que tanto nos amó por el camino de la oración, es una dignidad tan grande que me regalo mucho de pensar que podemos tener un trato íntimo con Dios, que se rebaja de buena gana a tratar con Sus siervos.

Bien veo que no hay con que se pueda comprar tan gran bien en la Tierra, ya que consiste en tratar nada menos que con Dios, que quiere comunicarse en este destierro con Sus creaturas para hacerles grandes mercedes, si hacemos lo que podemos en disponernos para acogernos los bienes que el quiere regalarnos en la oración, Su Majestad nos abrirá los tesoros de Su oración, porque no se niega El a nadie que Le busque con corazón sincero.

Diré que la oración me parece tan necesaria, que pienso que quien no la tiene, es como un cuerpo tullido, que aunque tenga pies y manos no los puede mandar, así son nuestras almas creadas por Dios con grandes posibilidades y dones, que solo se descubren y ponen en práctica en el encuentro amoroso con Aquel, que las creó con Infinita Misericordia.

Considero yo, que es nuestra alma como un castillo, todo de diamante o de un claro cristal, en el que hay muchos aposentos, así como en el Cielo hay muchas moradas, en el centro y mitad de todas ellas está la Principal, que es a dónde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma, no hayo yo cosa mejor con que comparar la gran hermosura del alma y sus grandes capacidades.

Baste pensar, que Su Majestad dice, que nos hizo a Su Imagen y Semejanza, para sospechar algo de nuestra riqueza interior, a cuanto yo puedo entender, la única puerta para entrar en este Castillo es la oración.

Pienso que hemos de ser muy bobos si no abrimos nuestros corazones a este Gran Señor, para que El los llene, que es como si estuviéramos junto a la fuente y por no hacer el esfuerzo de no llevarnos el agua a la boca, nos muriésemos de sed, ¡pues qué no dará a Sus amigos, Quien es tan amigo de dar y puede dar cuanto quiera, El que ha dado su vida por nosotros!, por fuerza ha de seguir dándonos todo lo que necesitamos, para crecer en Su Amor, si se lo pedimos con confianza.

En el Nombre de Nuestro Señor, pido a quien no tiene oración, que no se prive tanto bien como Su Majestad quiere regalarnos en ella. Al mismo tiempo, debo decir que cuando yo no tenía oración, no vivía, sino que, peleaba con una sombra de muerte, ahora me espanto, cómo pueden llamar vida a vivir sin ella, Dios me perdonará que por mi ignorancia, no sabía yo apreciar tan gran bien, o quizás fuera el orgullo que nos hace creer que nos bastamos a nosotros mismos, y que sabemos todo lo que necesitamos saber, y que no necesitamos de un Salvador, al fin y al cabo, porque no lo buscamos.

De lo que yo tengo por experiencia puedo decir y es que por males que haya, quien ha comenzado en la oración, no la deje, pues es el medio por donde pueden remediarse y sin ella, será mucho más dificultoso, y quien no la ha comenzado, por Amor del Señor le ruego yo, que no carezca de tanto bien, no hay aquí que temer sino que desear, que nadie tomó a Dios por amigo que no fuese correspondido por El, mas me atrevo a decir, que es Dios quien nos ha amado primero, y nos busca y nos llama a grandes gritos, y está deseando manifestarse a nosotros y sólo nos pide que nos dispongamos en la oración, para poder regalarnos.

En cuanto a saber decir que es la oración, no es otra cosa a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces, tratando a solas con quien sabemos que nos ama, cuando el alma ora, tiene amorosa conversación, nada menos que con Dios, por lo que, es bueno que advierte y considere mucho con Quien está y quien es ella, y qué es lo que dice, porque si no es así, no lo llamo yo oración por mucho que menee los labios, no basta con recitar formulas aprendidas como hacen los pájaros, que repiten lo que escuchan pero sin entender lo que dicen, no crean que les han de faltar palabras para hablar con Jesús, al menos, yo no creeré que baste tratarle como Amigo, Compañero y Hermano, “Valiente Capitán” siempre cercano a los suyos en la pelea, no es nada delicado mi Señor, ni mira en menudencias, muchas veces gusta más Su Majestad de la humildad de una pobre labradorcilla que si más supiese más digiese, que de muy elegantes razonamientos.

No son tan importantes las cosas que Le decimos, como el caer en la cuenta de que estamos tratando con Dios mismo, que nos acoge en Su Compañía y nos hace miembros de Su Familia, en nuestra relación con él, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, así lo que más os despertare amar, eso hacer, no necesitamos de palabras rebuscadas ni de elegantes razonamientos sino que, hemos de hablar al corazón de Nuestro Señor, con humildad y sencillez, cierto, no necesita el alma condiciones especiales para tratar con Dios en la oración, ni fuerzas corporales, ¡pues quien no puede echar unas pajillas en el fuego cuando ve que va a apagarse!, no creo yo que sea mayor el esfuerzo, de estarse en amorosa compañía con Quien tantas muestras de amor nos ha dado, Él nos acoge a pesar de nuestra baja condición, con tal de que ese rato le queramos dar entero el corazón, y pues todo lo sufre y sufrirá, por hallar un alma que quiera sentarse con Él, y tratarLo con amor, sea esa la nuestra, sea esa nuestra alma.

Es verdad que para que sea verdadero el amor, han de encontrarse en las condiciones y han de igualarse los que aman, la condición del Señor, ya saben que no puede fallar, que nos ama como Dios, la nuestra es ser ruines y miserables, Señor mío y Dios mío, que grandes son vuestras grandezas, y andamos acá como unos pastorcillos bobos, y debe ser tanto como nonada, si me espanta mirar Vuestra Majestad, más me espanta Señor mío mirar vuestra humildad y Vuestro Amor, que en todo podemos tratar con vos como queremos, sin necesidad de que otros nos presenten o nos introduzcan, Vos mismo descendéis a cosa tan pequeña como nuestra alma, y nos ensancháis y engrandecéis poco a poco, conforme a lo que es menester, para lo que queréis poner en nosotros.

Les hablaré de lo que yo considero son los cimientos sobre los que han de levantar el edificio de la oración:

·        El amor de unos con otros

·        El deshacimiento de todo lo que hago y la humildad que aunque la digo a la postre, es la principal, que si estos fallan se vendrá abajo todo el edificio, por eso, para que nuestra oración sea autentica, hemos de acompañarla con la práctica de estas grandes virtudes:

Ø Amor ya saben que los que más han hecho por los prójimos, siempre han sido los grandes amadores de Dios, y todo lo demás, es humo de pajas, que dura un momento como se suele decir, y para unirnos con Dios, que es el mismo amor claro se ve que es caminando en el amor, como nos enseñó su Divino Hijo, es importante caer en la cuenta, de que Su Amor nos precede y acompaña siempre, ya que amor, saca amor, aprenderemos a amar a los hermanos si ponemos nuestra mirada, en Él que nos amó, hasta el extremos de dar Su Vida por nosotros, y nos pidió, que aprendamos de Su Ejemplo, es necesario también, el deshacimiento, paréceme es claro cómo hemos de desembarazarnos, de todo lo que no es Dios para llegarnos a Él.

Si los quereres ocupan nuestros pensamientos y nuestras fuerzas, ¡cómo diremos que amamos al Señor por encima de todo!; decíales que es igualmente necesaria la humildad, que no es otra cosa sino andar en la verdad, esto es conocernos, descubrir que no estamos huecos, sino que, Dios mismo nos habita y comprender que estamos llamados a unirnos a Él, y que aunque con nuestras solas fuerzas no somos capaces, podemos disponernos, para que  obre en nosotros, pidámosle confiadamente Su Luz, que Él no se niega a nadie, quiero recordarles una vez más, que la verdad de nuestra oración no se manifiesta en que pensamos o sentimos, sino en cuanto amamos, por eso siempre, debemos de ocuparnos en lo que más nos despierte a amar.

Quizá no sabemos qué es amar y no me sorprenderá mucho, porque el amor, no está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear contentar en todo a Dios, y en procurar no ofenderle en cuanto pudiéramos, y en rogarLe que vaya siempre adelante, la Honra y Gloria de Su Hijo y el aumento de la Iglesia Católica; estas son las señales del amor, y no penséis que lo importante es no pensar en otra cosa, “ni que va todo perdido cuando en la oración, se os va un poco el pensamiento”.

Yo he sufrido mucho a causa de esto, porque me decían que mi oración no era auténtica si tenía distracciones, pero he visto por experiencia, que estas solo desaparecen en las últimas moradas, cuando el Señor las hace cesar, por eso, no hay que darles demasiada importancia, ni permitir que nos quiten la paz, tampoco hemos de dejar la oración cuando no podemos controlar los pensamientos, la solución, es llevarlos con paciencia, ya que provienen de la debilidad de nuestra naturaleza humana, herida por el pecado, como los pensamientos de la imaginación son cosa de nuestra pobre naturaleza, no deben inquietarnos ni afligirnos cuando no podemos controlarlos, lo importante, es perseverar, buscando contentar en todo al Señor, aun con  nuestras flaquezas.

La oración es un arte en el que podemos perfeccionarnos toda la vida, no piensen que ha de practicarse siempre de la misma manera. No todos tienen gustos en la oración, que los da Su Majestad, a quien quiere y como quiere, será bueno en aquellos a quienes el Señor da cosas tan sobrenaturales, que  no queden sin esperanza, porque con el favor de Nuestro Señor, todos podemos alcanzar muy bien la verdadera unión si nos esforzamos en procurarla, queriendo cumplir en todo la voluntad de Dios; esa es la unión que yo desee en vida terrenal, siempre la pedí a Nuestro Señor y ahora la gozo en el Paraíso.

Pero adviertan que no basta con desearlo o con imaginarlo; el único camino para saber si de verdad queremos hacer en todo la Voluntad de Dios, está en las obras concretas que revelan que nuestro amor es verdadero, ya que, el Señor, solo nos pide dos cosas en las que tenemos que trabajar:

Ø El amor a Dios y al prójimo si las cumplimos con perfección, hacemos Su Voluntad y estaremos unidos a Él con oración verdadera.

El mayor servicio que podemos hacer al Señor es olvidar nuestro descanso para buscar el bien de los hermanos, aunque claro está que eso no es sencillo, porque contradice nuestra naturaleza, y no piensen que esto no ha de costarles algo y que se lo han de encontrar hecho. Miren lo que le costó a Jesús, el amor que nos tuvo, que murió en la Cruz para librarnos de la muerte.

Cierto, hemos de orar en todas partes, más es tanta nuestra flaqueza, que será bien buscar algunos ratos de soledad y llevar concertados los tiempos que dedicamos cada día al Señor, y una vez comenzada la oración, no dejarla por cualquier nonada, sino perseverar hasta beber de las aguas de la vida que nuestro Señor nos promete; comiencen pues con una determinada determinación, dedicando cada día un poco de su tiempo a estar en la Presencia del Que tanto nos ama. Y no dejen la oración jamás, por muchos sequedantes, tropiezos y distracciones que el demonio les pusiere delante, que tiempo vendrá en que se los pague el Señor todo junto.

Y pues nada se aprende, sin un poquito de esfuerzo, den por bien empleado este, que yo les digo, que por un momento que les dé el Señor a gustar Su Presencia, quedan pagados todos los trabajos que en buscar oración pasaren. Pongan los ojos en Cristo y en todo lo que ha pasado por amor a nosotros y todo se les hará poco; queden vuestras mercedes con Dios y con la Gloriosa Virgen María, Nuestra Señora, Ella no tuvo un instante de su vida sin tratar de amores con Su Divino Hijo, y así ha de ser nuestra principal Maestra de oración, junto con nuestro padre y señor San José que tan íntimamente trató, también a Su Majestad en la Tierra. Y manténganse en este camino, sin abandonar a mí Señor, que Él mismo enseña que empezar es de muchos y perseverar es de pocos, y en estos tiempos recios son menester amigos fuertes de Dios.

Quedo sierva de vuestras mercedes.

Teresa de Jesús.

Habla la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios:

Hijos Míos, las pruebas que Dios le envió a Mi hija Teresa, purificaron su alma y los favores extraordinarios que recibió en vida terrenal, la enseñaron a ser humilde y fuerte, la despegaron de las cosas del mundo y encendieron en su corazón el deseo de amar, servir y vivir para el Señor, Dios del Universo, y para Mí, Madre de la humanidad.

Cambió ella misma primero, para luego cambiar su entorno; hagan lo mismo, Mis pequeños, cambien primero su pensamiento, todos ustedes y podrán ser luz que cambie, con ayuda y guía Nuestra, almas y corazones que no conocen aún, el Amor de Su Creador, les repito nuevamente, escuchen, reflexionen y vivan este Mensaje.

RECIBAN LA AMOROSA Y MATERNAL BENDICIÓN DE SU ETERNA MADRE, LA INMACULADA VIRGEN MARÍA.

AMEN, AMEN, AMEN.

El MIDP Certifica que  este Mensaje es auténtico.