sábado, 12 de agosto de 2023

Mensaje de San Benedicto o Benito Abad, 11 de julio 2023

 

 

Mensaje de San Benedicto o Benito Abad, 11 de julio 2023

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Habla la siempre e Inmaculada Virgen María:

Escribe mujer de Dios, pronto pasará el dolor y malestar, pide a Mi amado “O” que traduzca este Mensaje.

“O” hijo Mío, el Eterno Padre ha estado generoso y paciente contigo, te ha dado la libertad y te ha mostrado Su Infinita Misericordia, escucha la llamada que te dirijo todavía, una vez más, a ser Mi Guerrero y a conquistar almas para el Señor, no se trata solo de leer los Mensajes recibidos y decir que son bellos, deben ser vividos, aplicados y obedecidos por todos, especialmente por Mi Calcañar a fin de que, su vida sea ejemplo de santidad y de amor, ayuda a Mi querida “E” a traducir estas palabras, cuando escribe en otra lengua su sufrimiento es mayor, motivo por el cual tiene necesidad de tu apoyo, acompaña a Mi pequeña.

Hijos Míos, hoy la Iglesia Caltólica recuerda a un Santo defensor contra las fuerzas de los demonios, Benito de Nursia, dicho (llamado) también como San Benito Abad o Benito Abad; es por el Amor de Dios que, Benedicto ha podido superar cada una de las tentaciones que le han sido presentadas durante toda su vida. Con el Signo de la Cruz de Cristo ha arrojado o expulsado las tinieblas; y ha podido mirar lo que es ovio, la Cruz lo ha protegido y Dios le ha tomado de la mano para conducirlo hacia el camino de la Luz Divina.

Con el Signo de la Cruz destruyó la copa que contenía el vino de su muerte y con la Cruz ha curado a los enfermos y ha defendido su Grey, su rebaño de obejas, como el buen pastor que ha sabido ser para su prójimo.

Escucha ese Mensaje de Mi amado Benedicto siervo de Dios, lo cual, con humildad, y el cual amor, exorcisa a los demonios y expulsa a satanás. Hermanos en Cristo e hijos espirituales, por Gracia Divina hoy me dirijo a ustedes con estas palabras: Mientras yo estabá todavía en vida, he escrito una serie de normas y orientaciones para la vida monástica, proponiendo un estilo de vida comunitario, basado sobre la oración, sobre el trabajo y sobre la penitencia; esta regla se concentra sobre la importancia de la humildad y de la obediencia, incluso también las normas para la vida cotidiana, como las obras de oración, las tareas cotidianas y las relaciones con los otros miembros de la comunidad.

Los pilares de esta Misión: era la simplicidad, la humildad y la hospitalidad; el ser agradecidos y la alabanza, había una regla que ponía por encima de todas las demás, “el arte de escuchar”. Inspirado por Dios he escrito un reglamento para mis monjes, que he llamado “la santa regla” y que ha inspirado los reglamentos de muchas comunidades religiosas monásticas. Muchos laicos se empeñan también a vivir los aspectos escenciales de esta regla, adaptada a las condiciones de la vocación laical, la síntesis de la regla está en la siguiente frase: haz oración y trabajo, es decir, la vida dedicada a Dios debe ser de contemplación y de acción, como enseña el Evangelio.

Algunos consejos que les hago son estos:

Ø La primera virtud de la cual tienes necesidad después de la caridad, es la humildad.

Ø La Casa de Dios es para orar y no para charlar.

ØCada superior, debería esforsarse de ser gentil como padre premuroso.

Ø Cada uno debería de esforsarse de ser exquisito y complaciente en el trato.

Ø Cada comunidad debería ser como una buena familia, donde todos se quieran bien.

Ø Evita en cada individuo lo que es vulgar.

Ø Recuerda que dijo San Ambrosio, comportarse con nobleza es una gran virtud.

Ø Deja que la oración ocupe el primer lugar, nada viene antes que la obra de Dios.

Ø Como los amigos sienten la necesidad de verse y comunicarse entre ellos, también nosotros tenemos necesidad de esos momentos de intimidad con el Señor.

Ø El ocio es el enmigo del alma, e insisto en que cada uno de ustedes sea, diligente en el trabajo y en la misión que les ha sido consignada.

Ø El exterior y el interior, el cuerpo y el alma, deben trabajar al unísono; pueda la mente ser una armonía con  la voz.

Ø La humildad es la llave de la sabiduría, es mejor ofrecer que recibir.

Ø La disciplina es la salvación del alma, la oración es la comida de la fe, la caridad es el camino de la santidad.

Ahora me dirijo a cada uno de ustedes: “Escucha hijo los preceptos del maestro, e inclina el oído de tu corazón, acoje el consejo de un padre devoto y síguelo verdaderamente, así regresaras a travez de la obra de la obediencia a aquel por el cual te habías alejado por tu negligencia, por tu desobediencia”. Mi palabra ahora es dirigida a tí, quien seas tú, que renuncies a tu voluntad y tomes las armas ilustres fuertísimas para combatir por Cristo Señor, verdadero Rey, pídanle sobre todo con una oración constantísima, que lleves a cumplimiento cada obra buena que inicies, a fin que con El,  que se ha dignado contarnos en el número de Sus hijos, nunca se entristezca por nuestras malas obras, en todo tiempo, es decir por tanto.

Debemos obedecerLe con sus bienes, que El ha depositado en nosotros, para que jamás, como un padre airado, desherede a Sus hijos, ni tampoco como un temible Señor, irritado o enojado por nuestra maldad, no nos ha entregado al castigo eterno, como terribles siervos, aquéllos que no quieren seguir a la Gloria:

ü El primer grado de la humildad, consiste en, tener siempre adelante a los ojos “el temor de Dios”, sin jamás olvidarlo.

ü El segundo grado de la humildad consiste en el hecho de que uno, no ama la propia voluntad, ni se complace de hacer lo que le gusta hacer, más imita con la acción al Señor y dice: No he venido ha hacer mi voluntad, sino hacer la Voluntad de Aquél que me ha enviado (Jn. 6-38).

ü El tercer grado de humildad consiste en que, por amor de Dios, se sometan al superior en cada obediencia imitando al Señor el cual dice, el apóstol se hizo obediente hasta la muerte

ü El cuarto grado de humildad consiste en el hecho en la mismisima obediencia, también se empeña en cosas duras y fastidiosas y se reciben cualquier injuria y se abraza con paciencia y se calla dentro soportando todo, no te alejes y no lo rechaces, por que dice la Escritura: quien perseverase hasta el fin será salvado.

ü El quinto grado de humildad consiste en, no esconder los malos pensamientos que vienen al corazón y las malas acciones cometidas en secreto, más confesarlas humildemente, la Escritura exhorta a hacerlo diciendo:

Revela al Señor tu camino y espera en El.

ü El sexto grado de humildad consiste en el hecho de que el monje se queda contento de todo lo que es vil y despreciable y que se considera un mal, indigno labrador, trabajador de todos y dice así mismo con el Profeta: yo era reducido a nada, no sabía nada, he sido como un  burro delante de ti, pero seré siempre contigo (Salmo 72-22).

ü El séptimo grado de humildad consiste no solo en decir con la lengua, que él es el más vil de todos, pero también en el creerlo con el más profundo sentimiento del corazón.


Sábete bien que eres escuchado, no porque hables mucho, pero por la pureza del corazón y las lágrimas, por esto, la oración debe ser breve y pura, a menos que no sea, prolongada por una fe que haya inspirado la Gracia Divina.

 

En fin, les digo que hay una regla y normas que deben ser seguidas pero a fin de que agraden al Señor, a Dios, deben ser obedecidas con amor, el amor y la regla más grande.

 

Intercedo por cada uno de ustedes delante Dios Omnipotente a fin de que puedan ser obedientes, humildes y complacer a la Divina Voluntad, soy su padre y su hermano Benedicto Abad o Benito Abad.


Habla la Inmaculada Virgen María:

Hijos Míos, satanás teme a Benedicto por la obediencia y humildad que ha mostrado al Señor, pónganse sobre su protección e intercesión principalmente, en los Exorcismos y en la Oración de Liberación, la Medalla de San Benito y la Cruz son armas poderosas contra el mal; y adamás reza esta oración de Exorcismo y de Protección:

 

Crux Sacra Sit Míhi Lux

Mi luz sea la Cruz Santa,

Non Dráco Sit Míhi Dux
No sea el demonio -el Drag
ón- mi guía

Váde Rétro Sátana!
¡Apártate, Satanás!

Númquam Suáde Míbi Vana
No sugieras cosas vanas,

Sunt Mála Quaë Lébas
Pues maldad es lo que brindas

Ipse Venena Bibas
Bebe tú mismo el veneno.

Reciban todos ustedes Mi amorosa Bendición como Su Eterna Madre, la Inmaculada siempre Virgen María.

AMEN, AMEN, AMEN.