![]() |
Santa Teresa de Ávila |
Mensaje de la Santa Teresa
de Ávila
15 de octubre 2022
https://lossantoshablan.blogspt.com
A “E”, “O” y a todos Mis hijos
amados, guerreros del Calcañar.
Por Concesión Divina les hablará una
mujer que logró alcanzar la santidad, lo concedemos a petición sincera de uno
de ustedes.
Teresa de Ávila siempre escribió para
alguien, nunca para sí misma, el amor en su forma de amistad le hizo vivir la
comunión, la armonía, la unidad esencial de la experiencia de Dios en la
oración, la misión y la convivencia como hilo que lo conduce todo hacia el
Señor. Tuvo momentos en los que no se decidía aún a entregarse totalmente a
Dios, ni a renunciar a los atractivos del mundo, y hasta el tiempo que empleaba
en la oración, se le iba en desear que los minutos pasasen pronto, y que la
campana anunciase el fin de la meditación en vez de reflexionar en las cosas
santas.
Enfermó, estuvo postrada y recobró la
salud milagrosamente, esto hizo que muchos acudieran a hablar con ella en el
locutorio del monasterio y a contarle sus asuntos, como esto revertía en
limosnas para el convento tan necesitado, a todos les parecía bien.
Aquí, introdujo el demonio la mayor
tentación de toda su vida, disfrazada de humildad, Teresa se sintió indigna de
acercarse a la oración convencida de que solo las personas perfectas, eran
dignas de tratar con Dios, y viéndose a sí misma tan imperfecta comenzó a tener
miedo de la oración.
En una ocasión al mirar un crucifijo
muy sangrante le preguntó: ¿Señor quién te puso así? Y le pareció que una
voz le decía: “Tus charlas en la sala de visitas, ésas fueron las que Me
pusieron así Teresa, ella se hecho a llorar y quedó terriblemente impresionada”,
pero desde ese día ya no volvió a perder tiempo en charlas inútiles, ni en
amistades que no la llevaran a la santidad. Diariamente recitaba el “Veni
Creator Spiritus”. Hijos Míos, escuchen reflexionen y vivan este Mensaje.
Habla Santa Teresa de
Ávila:
Jesús, el Espíritu Santo sea con
vuestras mercedes, ha venido a mí su interés en las cosas del espíritu y ya que
me he importunado, para que les escriba algo de lo que yo entiendo sobre
asuntos de oración, pongo aquí algunas de las cosas que escribí en vida
terrenal con la confianza de que quien lo leyere, lo aproveche para amar un
poco más a Nuestro Señor, a quien sea la Gloria por los siglos, amén.
Hablando de los que comienzan a ser siervos
del Amor, que no me parece otra cosa que el determinarse a seguir al que tanto
nos amó por el camino de la oración, es una dignidad tan grande que me regalo
mucho de pensar que podemos tener un trato íntimo con Dios, que se rebaja de
buena gana a tratar con Sus siervos.
Bien
veo que no hay con que se pueda comprar tan gran bien en la Tierra, ya que
consiste en tratar nada menos que con Dios, que quiere comunicarse en este destierro con Sus creaturas
para hacerles grandes mercedes, si hacemos lo que podemos en disponernos
para acogernos los bienes que el quiere regalarnos en la oración, Su Majestad
nos abrirá los tesoros de Su oración, porque no se niega El a nadie que Le
busque con corazón sincero.
Diré que la oración me
parece tan necesaria, que pienso que quien no la tiene, es como un cuerpo
tullido, que aunque tenga pies y manos no los puede mandar, así son nuestras
almas creadas por Dios con grandes posibilidades y dones, que solo se descubren
y ponen en práctica en el encuentro amoroso con Aquel, que las creó con Infinita
Misericordia.
Considero yo, que es nuestra alma
como un castillo, todo de diamante o de un claro cristal, en el que hay muchos
aposentos, así como en el Cielo hay muchas moradas, en el centro y mitad de
todas ellas está la Principal, que es a dónde pasan las cosas de mucho secreto
entre Dios y el alma, no hayo yo cosa mejor con que comparar la gran hermosura
del alma y sus grandes capacidades.
Baste
pensar, que Su Majestad dice, que nos hizo a Su Imagen y Semejanza, para
sospechar algo de nuestra riqueza interior, a cuanto yo puedo entender, la única puerta para entrar en
este Castillo es la oración.
Pienso que hemos de ser muy bobos si
no abrimos nuestros corazones a este Gran Señor, para que El los llene, que es
como si estuviéramos junto a la fuente y por no hacer el esfuerzo de no
llevarnos el agua a la boca, nos muriésemos de sed, ¡pues qué no dará a Sus
amigos, Quien es tan amigo de dar y puede dar cuanto quiera, El que ha dado su
vida por nosotros!, por fuerza ha
de seguir dándonos todo lo que necesitamos, para crecer en Su Amor, si se lo
pedimos con confianza.
En el Nombre de Nuestro Señor, pido a
quien no tiene oración, que no se prive tanto bien como Su Majestad quiere
regalarnos en ella. Al mismo tiempo, debo decir que cuando yo no tenía oración,
no vivía, sino que, peleaba con una sombra de muerte, ahora me espanto, cómo
pueden llamar vida a vivir sin ella, Dios me perdonará que por mi ignorancia,
no sabía yo apreciar tan gran bien, o quizás fuera el orgullo que nos hace
creer que nos bastamos a nosotros mismos, y que sabemos todo lo que necesitamos
saber, y que no necesitamos de un Salvador, al fin y al cabo, porque no lo
buscamos.
De
lo que yo tengo por experiencia puedo decir y es que por males que haya, quien ha
comenzado en la oración, no la deje, pues es el medio por donde pueden
remediarse y sin ella, será mucho más dificultoso, y quien no la ha comenzado,
por Amor del Señor le ruego yo, que no carezca de tanto bien, no hay aquí que
temer sino que desear, que nadie tomó a Dios por amigo que no fuese
correspondido por El, mas me atrevo a decir, que es Dios quien nos ha amado
primero, y nos busca y nos llama a grandes gritos, y está deseando manifestarse
a nosotros y sólo nos pide que nos dispongamos en la oración, para poder
regalarnos.
En cuanto a saber decir que es la oración, no es otra cosa a mi parecer, sino
tratar de amistad estando muchas veces, tratando a solas con quien sabemos que
nos ama, cuando el alma ora, tiene
amorosa conversación, nada menos que con Dios, por lo que, es bueno que
advierte y considere mucho con Quien está y quien es ella, y qué
es lo que dice, porque si no es así, no lo llamo yo oración por mucho que menee
los labios, no basta con recitar formulas aprendidas como hacen los pájaros,
que repiten lo que escuchan pero sin entender lo que dicen, no crean que les
han de faltar palabras para hablar con Jesús, al menos, yo no creeré que baste
tratarle como Amigo, Compañero y Hermano, “Valiente Capitán” siempre cercano
a los suyos en la pelea, no es nada delicado mi Señor, ni mira en
menudencias, muchas veces gusta más Su Majestad de la humildad de una pobre
labradorcilla que si más supiese más digiese, que de muy elegantes razonamientos.
No son tan importantes las cosas que Le
decimos, como el caer en la cuenta de que estamos tratando con Dios mismo, que
nos acoge en Su Compañía y nos hace miembros de Su Familia, en nuestra relación
con él, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, así lo que más os
despertare amar, eso hacer, no necesitamos de palabras rebuscadas ni de
elegantes razonamientos sino que, hemos de hablar al corazón de Nuestro Señor,
con humildad y sencillez,
cierto, no necesita el alma condiciones especiales para tratar con Dios en la
oración, ni fuerzas corporales, ¡pues quien no puede echar unas pajillas en el fuego cuando ve que va a
apagarse!, no creo yo que sea mayor el esfuerzo, de estarse en amorosa
compañía con Quien tantas muestras de amor nos ha dado, Él nos acoge a pesar de
nuestra baja condición, con tal de que ese rato le queramos dar entero el
corazón, y pues todo lo sufre y sufrirá, por hallar un alma que quiera sentarse
con Él, y tratarLo con amor, sea esa la nuestra, sea esa nuestra alma.
Es verdad que para que sea verdadero
el amor, han de encontrarse en las condiciones y han de igualarse los que aman,
la condición del Señor, ya saben que no puede fallar, que nos ama como Dios, la
nuestra es ser ruines y miserables, Señor mío y Dios mío, que grandes son vuestras grandezas, y andamos acá
como unos pastorcillos bobos, y debe ser tanto como nonada, si me espanta mirar
Vuestra Majestad, más me espanta Señor mío mirar vuestra humildad y Vuestro Amor,
que en todo podemos tratar con vos como queremos, sin necesidad de que otros
nos presenten o nos introduzcan, Vos mismo descendéis a cosa tan pequeña como nuestra alma, y nos
ensancháis y engrandecéis poco a poco, conforme a lo que es menester,
para lo que queréis poner en nosotros.
Les hablaré de lo que yo considero
son “los cimientos sobre los que han de levantar
el edificio de la oración”:
·
El amor de unos con otros
·
El deshacimiento de todo lo que hago y la humildad que aunque
la digo a la postre, es la principal, que si estos fallan se vendrá abajo todo
el edificio, por eso, para que nuestra oración sea autentica, hemos de
acompañarla con la práctica de estas grandes virtudes:
Ø Amor ya saben que los que más han
hecho por los prójimos, siempre han sido los grandes amadores de Dios, y todo
lo demás, es humo de pajas, que dura un momento como se suele decir, y para
unirnos con Dios, que es el mismo amor claro se ve que es caminando en el amor,
como nos enseñó su Divino Hijo, es importante caer en la cuenta, de que Su Amor
nos precede y acompaña siempre, ya que amor, saca amor, aprenderemos a amar a
los hermanos si ponemos nuestra mirada, en Él que nos amó, hasta el extremos de
dar Su Vida por nosotros, y nos pidió, que aprendamos de Su Ejemplo, es
necesario también, el deshacimiento, paréceme es claro cómo hemos de
desembarazarnos, de todo lo que no es Dios para llegarnos a Él.
Si
los quereres ocupan nuestros pensamientos y nuestras fuerzas, ¡cómo diremos que
amamos al Señor por encima de todo!; decíales que es igualmente necesaria la humildad, que no es
otra cosa sino andar en la verdad, esto es conocernos, descubrir que no estamos
huecos, sino que, Dios mismo nos habita y comprender que estamos llamados a
unirnos a Él, y que aunque con nuestras solas fuerzas no somos capaces, podemos
disponernos, para que obre en nosotros,
pidámosle confiadamente Su Luz, que Él no se niega
a nadie, quiero recordarles una vez más, que la verdad de nuestra oración
no se manifiesta en que pensamos o sentimos, sino en cuanto amamos, por eso
siempre, debemos de ocuparnos en lo que más nos despierte a amar.
Quizá no sabemos qué es amar y no me
sorprenderá mucho, porque el amor, no está en el mayor gusto, sino en la mayor
determinación de desear contentar en todo a Dios, y en procurar no ofenderle en
cuanto pudiéramos, y en rogarLe que vaya siempre adelante, la Honra y Gloria de
Su Hijo y el aumento de la Iglesia Católica; estas son las señales del amor, y
no penséis que lo importante es no pensar en otra cosa, “ni que va todo
perdido cuando en la oración, se os va un poco el pensamiento”.
Yo he sufrido mucho a causa
de esto, porque me decían que mi oración no era auténtica si tenía
distracciones, pero he visto por experiencia, que estas solo desaparecen en las
últimas moradas,
cuando el Señor las hace cesar, por eso, no hay que darles demasiada
importancia, ni permitir que nos quiten la paz, tampoco hemos de dejar la
oración cuando no podemos controlar los pensamientos, la solución, es llevarlos
con paciencia, ya que provienen de la debilidad de nuestra naturaleza humana,
herida por el pecado, como los pensamientos de la imaginación son cosa de
nuestra pobre naturaleza, no deben inquietarnos ni afligirnos cuando no podemos
controlarlos, lo importante, es perseverar, buscando contentar en todo al
Señor, aun con nuestras flaquezas.
La oración es un arte en el
que podemos perfeccionarnos toda la vida, no piensen que ha de practicarse
siempre de la misma manera. No
todos tienen gustos en la oración, que los da Su Majestad, a quien quiere y
como quiere, será bueno en
aquellos a quienes el Señor da cosas tan sobrenaturales, que no queden sin esperanza, porque con el favor
de Nuestro Señor, todos podemos alcanzar muy bien la verdadera unión si nos
esforzamos en procurarla, queriendo cumplir en todo la voluntad de Dios; esa es
la unión que yo desee en vida terrenal, siempre la pedí a Nuestro Señor y ahora
la gozo en el Paraíso.
Pero adviertan que no basta con
desearlo o con imaginarlo; el único camino para saber si de verdad
queremos hacer en todo la Voluntad de Dios, está en las obras concretas que
revelan que nuestro amor es verdadero, ya que, el Señor, solo nos pide dos
cosas en las que tenemos que trabajar:
Ø El amor a Dios y al prójimo
si las cumplimos con perfección, hacemos Su Voluntad y estaremos unidos a Él con
oración verdadera.
El mayor servicio que podemos hacer
al Señor es olvidar nuestro descanso para buscar el bien de los hermanos,
aunque claro está que eso no es sencillo, porque contradice nuestra naturaleza,
y no piensen que esto no ha de costarles algo y que se lo han de encontrar
hecho. Miren lo que le costó a Jesús, el amor que nos tuvo, que murió en la Cruz
para librarnos de la muerte.
Cierto, hemos de orar en
todas partes, más es tanta nuestra flaqueza, que será bien buscar algunos ratos
de soledad y llevar concertados los tiempos que dedicamos cada día al Señor, y
una vez comenzada la oración, no dejarla por cualquier nonada, sino perseverar
hasta beber de las aguas de la vida que nuestro Señor nos promete; comiencen pues con una determinada
determinación, dedicando cada día un poco de su tiempo a estar en la Presencia
del Que tanto nos ama. Y no dejen la oración jamás, por muchos sequedantes,
tropiezos y distracciones que el demonio les pusiere delante, que tiempo vendrá
en que se los pague el Señor todo junto.
Y pues nada se aprende, sin un
poquito de esfuerzo, den por bien empleado este, que yo les digo, que por un
momento que les dé el Señor a gustar Su Presencia, quedan pagados todos los
trabajos que en buscar oración pasaren. Pongan los ojos en Cristo y en
todo lo que ha pasado por amor a nosotros y todo se les hará poco;
queden vuestras mercedes con Dios y con la Gloriosa Virgen María, Nuestra
Señora, Ella no tuvo un instante de su vida sin tratar de amores con Su Divino Hijo,
y así ha de ser nuestra principal Maestra de oración, junto con nuestro padre y
señor San José que tan íntimamente trató, también a Su Majestad en la Tierra. Y manténganse en este camino, sin abandonar a mí Señor, que Él
mismo enseña que empezar es de muchos y perseverar es de pocos, y en estos
tiempos recios son menester amigos fuertes de Dios.
Quedo sierva de vuestras mercedes.
Teresa de Jesús.
Habla
la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios:
Hijos Míos, las pruebas que Dios le
envió a Mi hija Teresa, purificaron su alma y los favores extraordinarios que
recibió en vida terrenal, la enseñaron a ser humilde y fuerte, la despegaron de
las cosas del mundo y encendieron en su corazón el deseo de amar, servir y
vivir para el Señor, Dios del Universo, y para Mí, Madre de la humanidad.
Cambió ella misma primero, para luego
cambiar su entorno; hagan lo mismo, Mis pequeños, cambien primero su
pensamiento, todos ustedes y podrán ser luz que cambie, con ayuda y guía Nuestra,
almas y corazones que no conocen aún, el Amor de Su Creador, les repito
nuevamente, escuchen, reflexionen y vivan este Mensaje.
RECIBAN LA AMOROSA Y MATERNAL
BENDICIÓN DE SU ETERNA MADRE, LA INMACULADA VIRGEN MARÍA.
AMEN, AMEN, AMEN.
El MIDP Certifica que este Mensaje es auténtico.