Mensaje de San Olegario Obispo
06 de marzo 2023
https://lossantoshablan.blogspot.com
Habla la
Inmaculada Virgen María:
Hija mía, mujer de Dios, escribe las
frases que te vengan en mente, déjalas correr según la Divina Voluntad;
escribirás en italiano, la dulce lengua que hace felices los corazones cuando
la escuchan, este breve Mensaje que todos ustedes reciben, es una nueva perla
para enriquecer su tesoro espiritual, los planes de Dios son perfectos, se
cumplen según Sus tiempos y Su Voluntad, además, escucha también las oraciones
de todos Sus hijos y actúa con Misericordia como ha hecho hasta hoy. En este
día la Iglesia Católica, recuerda a un hombre que ha alcanzado la santidad y es
ahora uno de sus hermanos mayores: Olegario Obispo, escuchen este breve
mensaje.
Habla San Olegario:
Mi nombre es Olegario, nací en la
bella Barcelona, mis padres siempre cuidaron con amor de mí, buscando mi
bienestar tanto material como espiritual, en vida terrena hice lo posible para
seguir a Dios y hacer Su Voluntad; aunque hubo ocasiones en que la Voluntad de
Dios era distinta a la mía, desde joven me gustó leer y estudiar los valores
del Evangelio de los Santos Padres, yo solo anhelaba la perfección espiritual
de mi vida, inclinada al recogimiento y a la oración; por eso, ingresé a un Monasterio
de canónigos para apartarme del mundo y vivir solo para el Señor.
Cuando me eligieron Obispo al paso
del tiempo y por Voluntad de Dios, tuve miedo y escapé a refugiarme con unos
monjes, esa era mi voluntad, más no la del Señor, no pasó nunca por mi mente
ocupar un puesto importante dentro de la Iglesia, como llegar a ser Obispo, sin
embargo, quiero decirles que a pesar de mi temor y de mis propias ideas, de tener
una vida de recogimiento y soledad, hice lo que Dios me pidió y necesitaba de mí
para restaurar Su Iglesia, ordenándola y disciplinándola, que era lo que en ese
momento requería, participé activamente en la vida eclesiástica de mi época,
asistí a Concilios y mantuve una actitud pastoral hasta el último momento.
No abundaré más en mi vida terrena, más bien, quiero compartirles que
Dios en su Infinita Misericordia, me ha permitido interceder con mi humilde
oración, por un hermano que lleva mi nombre y que las Divinas Personas tienen
un aprecio especial; (“O”) hoy
le digo, hijo mío, eres llamado a ser un guerrero espiritual, para predicar a
miles de almas que no conocen al Señor y puedan salvarse, eres parte del
Calcañar de la Mujer Vestida de Sol, al igual que tus hermanos que ahora te
arropan con sus oraciones, cada uno en algún momento ha tenido la “niebla de la
confusión”, que no permite ver las grandes maravillas celestiales; pero hoy
intercedo por todo el Calcañar ante la Santísima Trinidad y de manera especial por
ti, para que sus mentes, almas y corazones, sean liberadas de cualquier mal que
les quieran impedir cumplir su misión pastoral.
Cada uno de ustedes son
importantes, no por méritos propios o por ser buenos, sino porque, en sus
miserias y debilidades el Señor muestra Su Misericordia y Poder Infinito, Jesús
siempre va en busca del enfermo, no del sano; del pecador, no del justo y así
lo ha hecho con todos ustedes.
Sean generosos con los
necesitados en todos los sentidos, nunca busquen la vanagloria, despréndanse
del mundo, manténganse amantes de la paz no fingida, como su hermano mayor,
pido una bendición especial al Padre Eterno por cada uno de ustedes, soy su
hermano en Cristo, Olegario.
Habla
la Inmaculada Virgen María:
Hijos míos, en Olegario obispo, resalta una virtud hoy poco apreciada, la
humildad, que es uno de los fundamentos de las otras virtudes y garantía de la
pacífica convivencia entre las personas, les hago saber cuánto sea necesario
e importante, siguiendo el ejemplo de este Santo, ustedes no juzguen y no sean
mediadores entre ustedes o ninguno de ustedes de sus contemporáneos, así como
lo ha sido hasta el día de hoy entre "O" y "E", sean atentos a los Mensajes
que han recibido para poderlos aplicar en su vida ayudarse y ayudar a los
otros.
Reciban Mi amorosa bendición como Su
eterna Madre, la siempre Virgen María
AMEN, AMEN, AMEN.
